Cinegogía

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    A lo largo de LOS TERRITORIOS, “Iván” (las comillas están puestas ya que mucho de lo que aquí se cuenta con estilo documental debería ser tomado con pinzas, algo que la película jamás oculta) viaja de Bolivia a Brasil, de París post ataque a Charlie Hebdo al País Vasco, de la isla de Lesbos en Grecia a la que llegan a diario miles de refugiados de Medio Oriente a las conflictivas fronteras entre Israel y Gaza e Israel y Cisjordania. Si bien la película corre el riesgo de ser un tanto episódica en su imposibilidad de profundizar en cada uno de los conflictos, el patrón parece ser el mismo: hay una línea de fuego, una pared, un límite y una división en cada uno de sus escenarios. Conocerlos, enfrentarlos y atravesarlos es el gran desafío. Una frontera que es tan política y social como personal y, si se me permite, hasta “terapéutica”. Iván cuenta todas estas desventuras en plan diario personal, con una voz en off que va marcando sus pequeños avances y, más que nada, fracasos, a la hora de convertirse en un reportero en zonas de conflicto (y hasta como periodista deportivo). Una parte importante del filme está dedicada a las conversaciones con su padre, alguien que ha cubierto ese tipo de escenarios durante toda su carrera, pero nunca ha estado en un frente de batalla más que en el Copamiento del Cuartel de La Tablada, en 1989. En su recorrido por ese lugar, en sus conversaciones en la casa o en el auto, en los emails que se envían (y que aparecen en pantalla, como los de la madre, en plan más humorístico de idische mame) la película encuentra el eje que engloba los distintos episodios. Los viajes por esos “territorios en conflicto” no son otra cosa que una manera que acercarse y entender a su padre y, a la vez, encontrar su propio “territorio” en esa saga familiar. (Micropsia)
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